Lenguas Tribus

7 noviembre, 2014 § Deja un comentario


Carlos Burciaga

Centro de Investigación Histórica y Urbana

Dr. Sergio Antonio Corona Páez.

Presente.-

Por medio de la presente reciba un cordial saludo, sabedor de la influencia de sus estudios y de sus crónicas y el  alto impacto que tiene en la comunidad; me dirijo a Usted con el debido respeto ya que en la participación que realiza en el libro “Nuestra Comarca”, me permito exponer lo siguiente: en el tema “La Comarca Lagunera, Crisol Étnico”,  en la página 103 enuncia: Los habitantes del país de La Laguna en la prehistoria… No subsiste en la región un solo toponímico en “Lengua Lagunera”.  Siendo apegado a la regla no lo hay, más que ejemplificando con “MAPEME” lo castellanizan al determinarlo Mapimí,  motivo principal,  hay que aclarar que  el término Mapeme es en dialecto Cocoyome, muy diferente al Toboso.

En la página 105 enmarca: Desde el punto de vista lingüístico, estos grupos se ubican dentro de la familia yutoazteca, y no del irritila, concepto que ha sido descartado[1]. No es aceptable tal afirmación al poner a todas la lenguas de la región en las yutoaztecas, ya que la primera lengua confrontada por el padre Don Juan Agustín de Espinosa, es la Coahuilteca o Pajalate y es con los coahuiletcos con quien funda Cinco Señores (Nazas) en 1598. Y aun cuando el idioma Coahuilteco fue clasificado con el come crudo, esto es descartado después del estudio del padre nuestro, en los trabajos de los Padres Franciscanos y en la actualidad clasificado como aislada, sin éxito se ha pretendido relacionar con las lenguas hokanas y las comecrudanas.

En seguimiento de lo descrito por el Padre Nicolás de Arnaya, quien hablaba Mexicano, Otomi y algo de Guachichil o Huachichil, enuncia que encuentra más de 14 lenguas tan diferentes y variadas una de otras en el país de la laguna. En cuanto al irritila hay quien lo asume tepehuano Sur o Durangueño, recordemos que en los pocos escritos sobrevinientes del padre Espinosa enmarca su aprendizaje del Yritia y la diferencia que hay con el Tepehuano del cual tenía conocimiento y no le era ajeno el Mexicano, ni el Zacateco.

En cuanto  las diferenciaciones que hay entre Francisco  Pimente y Manuel Orozco y Berra, primero por  castellanizar la interpretación sonora que asentaron los misioneros por el segundo, como es el caso de los Yritilas por Irritilas y en catalogar a los Zacatecos como yutoazteca, con lo que no concordaba el primero.

En la descripción y seguimiento de lo que creían ver y describir los misioneros en los reportes de Annuas, se encuentra cambios de criterio y de ellas se desprende el conocimiento primitivo de agricultura que tenían algunas de las tribus en el manejo de morteros y manos de mortero así como hornos y los vestigios de cerámica en la región poco o nada estudiados, hay hipótesis de intercambio con naciones más avanzadas de los mismos.

En cuanto las epidemias aun cuando devastadoras el gran exterminio se presenta para 1727, para los belicosos Tobosos y su alianza con Chisos y Salineros al ser embarcados en la flota de barlovento en Tamaulipas a las islas de Cuba, Haiti y Puerto Rico. El seguimiento de linaje que presenta por más que interesante revelador.

Agradeciendo la atención a la presente quedo de Usted, con mi admiración y respeto.

[1] Romano Pacheco, op. cit. p. 16.

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